Eso sí, si quieres que tu dermis reciba todos estos beneficios, debes aplicarte esta crema natural con la piel perfectamente limpia y desmaquillada.
Si tu piel necesita una dosis extra de hidratación, apunta el siguiente preparado, para el que solo necesitarás frutillas y miel. En un primer momento, tritura 4 frutillas y, cuando las tengas listas, mézclalas bien con la miel. La pasta resultante es la que aplicarás en tu rostro. Pasados 20 minutos, retírala con agua fría. Notarás como tu cutis queda suave e hidratado. Si ese día no tienes fresas en casa, lograrás el mismo efecto si la mascarilla lleva aceite de oliva y miel.
Si se te ha acabado el exfoliante que normalmente usas y quieres probar con un producto natural, haz una mascarilla con almendras, miel y limón. Eso sí, si tienes la piel demasiado sensible, igual es aconsejable que no le añadas este cítrico, ya que podría irritar tu dermis.
Si no es el caso, tritura las almendras hasta que queden reducidas a polvo y mézclalas con unas gotas de limón y una cucharada sopera de miel. Aplícala sobre la cara y deja que repose durante un cuarto de hora. Después, retira con agua fría. Verás cómo se eliminan las impurezas, desaparecen las células muertas y tu piel queda limpia por completo.
¿Piel seca? Lo que necesitas es una mascarilla hecha con media palta triturada y dos cucharadas de miel. Tras 20 minutos con ella, notarás el resultado.
Nuestra última crema natural se aprovecha de las propiedades antioxidantes de la miel y ayuda a que la piel parezca más joven. Así, combina la miel con unos granos de café triturados para activar la circulación de tu rostro. Échate la mascarilla por toda la cara y déjala actuar unos 10 minutos. Además, te ayudará a atenuar las ojeras.