Lidiar con las emociones puede ser abrumador y muchas veces queremos expresar lo que sentimos, pero no nos atrevemos por temor a ser juzgados, porque creemos que “así estamos bien” o, peor aún, porque pensamos que nuestras emociones no son válidas porque hay personas pasando por una situación más grave, lo que nos lleva a un sentimiento de culpabilidad que aumenta la sensación de malestar. Esto se convierte en un círculo vicioso, para nada sano, de nuestras emociones que si no se trata a tiempo, puede conducirnos a un estado depresivo que afecta sobremanera nuestra salud mental.
Por eso, y como terapia para la depresión, hablar con otros, expresar lo que sentimos a tiempo, desahogarnos, es una de las mejores formas para no caer en un remolino de emociones que nos abrumen y nos impidan continuar con nuestra vida. Y entonces ¿con quién podemos hablar? El primer paso es buscar a alguien de confianza: un amigo o una persona de tu familia con quien te sientas cómodo para contarle lo que ocurre en tu mente, sin embargo, la terapia para la depresión puede ser mucho más exigente que solo hablar con alguien conocido y es ideal buscar una ayuda extra en un profesional: un psicólogo, un psicoanalista o un psiquiatra.
La depresión y las enfermedades mentales asociadas a esta no son un tabú. Son enfermedades comunes y corrientes como la hipertensión arterial, la diabetes, el asma, las migrañas, entre otras, y buscar ayuda para tratarla y aliviarla es tan importante como el tratamiento para todas las anteriores. Por eso, no importa qué tan graves o simples parezcan tus problemas y emociones reprimidas, el dolor de cada persona es único. Cada uno vive su propio universo de emociones, y es tan válido llorar por la muerte de un ser querido, como por la muerte de una mascota. No te compares con nadie, no midas tus emociones según el dolor ajeno. Lidia con ellas, siéntelas e identifícalas para hablarlas con alguien que te comprenda y te ayude a procesarlas. Los seres humanos no estamos hechos para vivir en soledad ni guardarnos lo que sentimos. Hablar con otros es la mejor terapia para la depresión pues nos aliviana la carga, nos ayuda a sentirnos comprendidos, nos enseña que no estamos solos.