Un elevado consumo de azúcares en las personas mayores está asociado a mayor riesgo de desarrollo de fragilidad, además de aumentar la posibilidad de padecer diabetes, obesidad y enfermedades cardiovasculares. El síndrome de fragilidad en personas mayores puede promover el aumento de la discapacidad, problemas de movilidad, falta de autonomía y dependencia.
La fragilidad es una situación reversible, siempre y cuando se establezcan unos adecuados hábitos nutricionales y el mantenimiento de ejercicio físico moderado. Sin embargo, según la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG), la dieta de las personas mayores suele ser rica en azúcares, grasas animales saturadas, con un alto contenido en sal y excesivamente condimentada. Además, se calcula que en torno al 30% de las personas de más de 75 años tienen diabetes en España, y más de la mitad de la población con diabetes tipo 2 tiene más de 65 años. Estos datos, ponen de relieve la importancia de desarrollar una alimentación baja en azúcares especialmente en las personas mayores para mejorar su calidad de vida.
Algunas recomendaciones de los expertos en nutrición para reducir el consumo de azúcares y prevenir la fragilidad.