“El tiempo pasa muy rápido”. Es una de las frases que más les escuchamos decir a los demás y que también nosotros repetimos con frecuencia. Sin embargo, el tiempo, como está constituido, siempre es igual. Lo que cambia es nuestra percepción de él.
Nos hemos acostumbrado a vivir el día con afán. Hacemos todo de manera automática, empezamos la semana y ya queremos que llegue el fin de semana, y así, entre afanes y rutinas, se nos pasa la vida sin habernos detenido a disfrutarla, observarla, y dar las gracias por el regalo que es estar vivos cada día.
Es importante hacer pausas, tomarse todo con más calma, ir más despacio. Hay ciertos rituales que pueden ayudarnos a frenar ese afán, que termina generándonos estrés, ansiedad y convirtiéndonos en autómatas.
Empezar el día con energía y buena actitud no es tan difícil como parece. Solo es cuestión de tener voluntad y elegir rituales que te recarguen y conecten con tu esencia.
En un día de 24 horas siempre hay tiempo para 5 minutos de calma e introspección.