La insuficiencia venosa crónica, también conocida como varices o venas varicosas, son venas hinchadas a causa de una acumulación anormal de sangre debido a la debilidad, a menudo heredada, en las paredes y válvulas de las venas superficiales. Esto hace que las venas se ensanchen y se dilaten, de manera que la sangre se acumula fácilmente cuando una persona permanece de pie durante mucho tiempo.
Cuando la vena se dilata no cumple su función. Estas se encargan de realizar el retorno sanguíneo al corazón y eso implica que el flujo tenga que ir contra la gravedad: desde el pie hacia el corazón.
Esta patología es mucho más frecuente en la mujer. La aparición de las varices es hasta cinco veces más frecuente en ellas que en los hombres. Se da habitualmente en las venas de las piernas, sin embargo, también pueden afectar al esófago, la región anal, la vulva o los testículos.
Entre las principales causas de la aparición de varices destacan tres.
1. En primer lugar, y si se trata de varices primarias, están las válvulas congénitamente defectuosas. Las válvulas son responsables de hacer circular la sangre hacia el corazón, por lo que si no funcionan correctamente la sangre se acumula en la vena provocando su hinchazón.
2. La tromboflebitis provoca el mismo efecto. En este caso, son trombos, o lo que es lo mismo, coágulos, los que dificultan la circulación. Esta situación puede darse, por ejemplo, tras prolongados periodos de reposo en cama.
3. La tercera causa más probable para la aparición de varices es el embarazo. Por suerte, las varices que aparecen durante el período de gestación son secundarias y tienden a desaparecer entre dos y tres semanas después del parto.
Las manifestaciones clínicas más comunes son:
· Pesadez de piernas.
· Aparición de varices con venas visibles.
· Edema.
· Hinchazón.
· Aparición de dolor.
· Calambres.
· Sensación de acorchamiento.
· En fases más avanzadas de la enfermedad pueden aparecer úlceras venosas, dermatitis ocre (oscurecimiento de la piel), o el sangrado en varices complicadas.
Existen diferentes formas de clasificar las varices. La principal, a nivel médico, es la clasificación CEAP (Clinical-Etiological-Anatomical-Pathophysiological, en inglés), que establece una graduación de las varices en función de la presentación clínica, de la etiología, de la anatomía de la vena y de la patofisiología de la misma.
A nivel general, se pueden establecer dos tipos:
· Varices superficiales. Es el tipo más frecuente. Conocidas como telangiectasias o arañas vasculares, son varices de pequeño tamaño, muy visibles, que suelen causar preocupación. “Este tipo de varice no suele tener mayor significación patológica y suele ser un problema principalmente estético, no suele provocar problemas en la piel de oscurecimiento o de dermatitis, ulceraciones o flebitis”.
· Varices tronculares. Pueden presentar diferentes grados de dilatación y son las varices propiamente dichas: venas dilatadas y que pueden ser más o menos visibles.
La primera recomendación que deben seguir los pacientes para que se les realice el diagnóstico es acudir a un especialista de cirugía vascular. El experto está plenamente capacitado para, solo con la clínica y una exploración física, dar un primer diagnóstico que suele ser bastante certero.
A continuación, la realización de un eco-Doppler venoso suele dar información más concreta de la anatomía de la varice y sobre las opciones terapéuticas que se pueden establecer.
El tratamiento farmacológico de las varices está enfocado a aliviar los síntomas y evitar que el trastorno vaya a más. Algunos fármacos venotónicos que se administran por vía oral resultan eficaces. Los más empleados son Daflon (diosmina), Venosmil (hidrosmina) y Venoruton (oxerutinas), entre otros.
También es posible recurrir a la cirugía. Cuando el cirujano opera las varices está actuando sobre la enfermedad ya establecida, sobre la várice que está causando el problema al paciente, pero el organismo puede seguir "generando" nuevas varices.
Por este motivo, los tratamientos actuales consisten en la eliminación de la varice desde el origen de la misma. Puede ser mediante dos procesos:
· Mediante cirugía. El paciente puede tener un tratamiento quirúrgico o recibir la aplicación de calor. Ese calor puede aplicarse mediante la utilización de un catéter con un láser o de un catéter con radiofrecuencia.
· Con sustancias químicas. A través de una microespuma que tiene una sustancia esclerosante para eliminar la varice.
El pronóstico de la insuficiencia venosa crónica suele ser benigno. Sin embargo, si las varices no están bien tratadas pueden provocar una pérdida de la calidad de vida del paciente debido a las molestias de la patología, como la pesadez y el dolor, que se incrementan en la época estival.
Existen tres factores que incrementan el riesgo de desarrollar varices:
· Tener antecedentes familiares.
· Los embarazos, por eso es más frecuente en mujeres.
· La obesidad, el sobrepeso y la vida sedentaria también aumentaría la presencia de las varices.