La socialización permite a las personas mayores disfrutar de esa transformación continua a la que nos exponemos cuando conocemos nuevas personas. No obstante, muchos ancianos tienen miedo al rechazo, temen no encontrar a nadie con quién encajar o, sencillamente, creen que ya es demasiado tarde para trabajar este aspecto esencial en nuestra vida.
Requiere tener valentía, algo que no les falta a los mayores, para lanzarse al vacío sabiendo que al final va a haber alguien que nos recibirá con los brazos abiertos.
Las habilidades sociales vienen en parte determinadas por la personalidad del individuo, que se ve influido por su entorno sociocultural y la familia, el colegio y los medios de comunicación. Condicionan no solo su manera de pensar, sino también de comportarse y relacionarse con los demás.
No obstante, el entrenamiento de estas aptitudes y nuestra actitud ante la vida pueden marcar grandes diferencias a la hora de socializar.
Los siguientes consejos te serán muy útiles para socializar con personas que acabes de conocer y causar buena impresión. ¡Sigue leyendo!:
Con la edad, nos volvemos más tímidos. Nos invade una sensación de miedo cuando nos enfrentamos a algo nuevo que nos saca de nuestra zona de confort.
Tememos hacer el ridículo, no gustar o no encontrar personas afines. Pero considera que ¡No hay nada que perder!
Cuántas cosas no habríamos hecho en nuestra vida si le hubiéramos hecho caso a esa vocecita en nuestra cabeza que nos hacía echarnos para atrás siempre que queríamos tomar algún riesgo o temer hacer algo que nos gustaba.
Es importante recordar que la vida está para vivirla.
Ser nuevo en un sitio abre muchísimas puertas. Algunos ejemplos pueden ser cuando te apuntas a un curso, taller o, en este caso, te introduces a un grupo de personas.
El mayor tiene toda una historia de vida que contar, repleta de anécdotas, dramas y comedias. Relatos con los que cautivar a través de la experiencia. Asimismo, permite encontrar puntos en común que sirvan de trampolín para establecer amistades o, quién sabe, encontrar el amor.
Nunca podemos dejar de seguir informándonos de todo lo que sucede a nuestro alrededor. La curiosidad es una herramienta que enriquece nuestra mente, incorporando nuevas ideas, visiones y perspectivas. Una manera de expresar nuestra opinión de una manera más compleja y creativa. Esto nos ayudará en el momento de generar conversaciones interesantes.
Esta curiosidad será la que nos llevará también a salir a la calle, apuntarnos a actividades o sentarnos en un parque para charlar. Potenciará nuestra necesidad innata de ir más allá de lo conocido. Además, se podrá disfrutar de la emoción que supone descubrir algo nuevo.
No hay nada que provoque más rechazo cuando conoces a alguien por primera vez que juzgar o hacer cualquier juicio de valor.
Es una conducta a evitar, pues lo único que se consigue es generar una distancia irremediable entre las dos personas. Una animadversión. Una oportunidad pérdida para entablar un vínculo duradero.
Es necesario ir con la mente abierta y poner a trabajar una buena dosis de empatía. Dos recursos que nos permitirán ponernos en el lugar del otro y entender distintos puntos de vista.
Existen numerosos talleres, concursos, excursiones y actividades dirigidas a la tercera edad. Constituyen un ambiente ideal para conocer nuevas personas del mismo grupo etario. Mientras, se realizan tareas divertidas y se genera apego entre los participantes.
Servirá, además, para desconectar de los problemas del día a día y pasar un buen rato. Se pierde la noción del tiempo y se vuelve a casa con una sonrisa de oreja a oreja.
Ser auténtico y mostrarte al mundo tal como eres es la mejor cosa que puedes hacer. Te permitirá conectar realmente con cualquier persona que conozcas. La honestidad es algo que se valora por encima de todo. Poder reflejar, además, todo un mundo único y personal de experiencias y sabiduría que hemos adquirido a lo largo de nuestra vida resulta liberador.