La miel es un alimento absolutamente natural que las abejas elaboran a partir del néctar que recogen de distintas flores. Se conoce y se utiliza desde la antigüedad, tanto por su dulce sabor y valor nutricional, como por sus propiedades beneficiosas para la salud. Miel de mil flores, miel de romero, miel de tomillo... la miel es un regalo de la naturaleza que se puede disfrutar tomándola sola o como ingrediente de numerosas recetas aportando, en cualquier caso, múltiples elementos que cuidan el organismo.
De acuerdo con un estudio de la Universidad de Oxford, la miel es una alternativa poderosa a los fármacos, pues es igual de beneficiosa y contiene menos efectos secundarios cuando se trata de enfermedades suaves como la gripa o la tos.
Consumir un poco de miel ayuda a mantener la piel sana, evitar el estreñimiento y mejorar el sueño, entre otros, gracias a los nutrientes como el calcio, cobre, hierro, magnesio, manganeso, zinc, fósforo y potasio, además de aminoácidos, ácidos orgánicos, vitaminas B, C, D y E, y antioxidantes que posee.
Diferentes beneficios de la miel
Aunque la miel es un alimento de sabor dulce, ayuda a balancear el nivel de azúcar en la sangre. Esto se debe a que posee un equilibrio de fructosa y glucosa. Al ingerir miel, la porción de fructosa da paso a que la glucosa sea percibida por el hígado para formar glucógeno, que después pasará a estar presente en el cerebro, el corazón, los riñones y las células rojas de la sangre.
La miel contribuye a mejorar el funcionamiento de los órganos y tejidos esenciales. Su ingesta también elimina la glucosa de la circulación, lo que hace que se reduzca el nivel de azúcar en la sangre.
La miel natural facilita la producción de glucógeno en el hígado, una reserva natural que se genera para cuando el cuerpo lo necesite. Esta provisión de energía es fundamental para el funcionamiento normal del cerebro.
Es bueno comer miel en el desayuno y en la comida, pero es importante consumirla luego de realizar ejercicio porque ayuda a recuperar la energía que se pierde durante la actividad física.
El azúcar natural que contiene la miel ayuda a producir una pequeña secreción de insulina y es gracias a esta hormona que se permite la creación de la melatonina, la hormona encargada de regular el sueño. Es por esto que se recomienda consumir leche caliente con una cucharada de miel antes de dormir para tener un buen descanso.
La melatonina también regula los ritmos cardiacos y ayuda a mejorar la inmunidad.
Gracias al alto contenido de fructooligosacáridos (FOS), la miel reduce el estreñimiento. Esto se debe a cuando el oligosacárido llega al colon, el componente se comporta como una fibra vegetal, captando el agua y aumentando de esta forma el volumen de las heces. La miel puede generar un efecto laxante suave, siendo también alimento de las bacterias necesarias pertenecientes al colon.
Debido a los componentes nutricionales de la miel, como la presencia del calcio, la función cerebral se ve beneficiada con su consumo. La importancia del calcio radica en que las neuronas usan este componente para originar la señal que emiten y para llevar mensajes.
La miel beneficia a deportistas, niños en crecimiento, adultos mayores, personas con trabajos forzados o que tienen carga intelectual extra, ya que aporta una dosis adicional de energía que se consume rápida y fácilmente.
Este beneficio de la miel está relacionado con la energía que inyecta, pues el estrés metabólico se produce cuando el cerebro piensa que está en peligro de quedarse sin energía. Generalmente esto ocurre al ejercitarse o durante el sueño nocturno. Por lo que consumir miel antes de dormir o luego de hacer ejercicio ayudará a evitar este síntoma.
Entre otros beneficios de la miel se pueden mencionar que ayuda a perder peso, reduce la humedad de la piel y produce peróxido de hidrógeno que ayuda a regular y reducir el acné. Además, por sus componentes, es usada para el tratamiento de quemaduras.