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Los abuelos son una figura familiar de suma importancia, su presencia es insustituible en la configuración familiar y los nietos son quienes disfrutan al máximo de ellos. Son una fuente de enseñanza, de amor y cariño, de atención especial y de conexión completamente diferente a la de los padres. Por lo mismo, el poder interactuar con ellos y construir un vínculo solo puede traer beneficios.
Verónica Rojas / Jefe de servicio de geriatría / Clínica Alemana
Los abuelos han pasado de ser cuidadores a asumir un rol influyente en el desarrollo afectivo y personal de sus nietos siendo muchas veces protagonistas en la crianza y educación de los mismos. Sin embargo, es importante establecer límites a las obligaciones de los abuelos, consensuando responsabilidades que la comunicación con sus hijos sea siempre honesta , transparente y abierta , ya que puede ocurrir el fenómeno llamado el “abuelo esclavo” que ocurre cuando el cuidado de los nietos pasa a ser abrumador y permanente, siendo una carga sobre los hombros de la persona mayor y pasando a ser una relación de disfrute , enseñanza y aprendizaje s un labor abrumadora.
Los grandes ganadores con la vitalidad de los mayores son los nietos, quienes obtienen de ellos una relación afectiva diferente a la de los padres. Es una relación cómplice y profundamente afectiva, los abuelos le entregan al nieto un modelo de identificación y orientación en el pasado, presente y futuro, el necesario sentimiento de pertenencia a una familia y a una historia en particular, que les proporciona identidad, protección y seguridad.
Camila Figueroa / Psicóloga / Clínica RedSalud
Los abuelos tienden a ser más flexibles en los cuidados. Son figuras que por lo general, generan una crianza distinta porque no tienen la misma responsabilidad que tenían anteriormente con sus hijos, es decir, ya tienen una experiencia previa, un trabajo realizado, entonces, hay una mayor tranquilidad en cuanto al rol que deben cumplir y por ello, se centran más en el goce del cuidado, no es una crianza en sí misma. Se forja una especie cambio de carácter en muchos abuelos, que se vuelven más pacientes, tranquilos, comprensivos y permisivos en el trato, a lo que los niños perciben como personas que generan vínculos de cuidado, cariño y contención, pero además, diversión.
Por todo esto, nunca es tarde para tomar contacto y sanar historias o conflictos que se hayan presentado en alguna parte de la relación con los hijos. Una buena manera de resolver es crear vínculos entre los nietos y sus abuelos, para forjar una relación distinta. Esto ayuda a sanar la historia de lo abuelos y sus hijos, y también la que están empezando a construir los niños. Es una oportunidad para reescribir la historia junto a sus nietos.
Si quieres ver el artículo completo aparecido en EL Mercurio, te dejamos el LINK:
