Todas las tradiciones navideñas tienen un profundo arraigo en las creencias cristianas. Han sido transmitidas desde hace siglos de generación en generación y, por eso, a veces puede pasar que, aunque las practiquemos habitualmente, hayamos olvidado cuál es su verdadero significado, origen, historia y razón de ser.
El árbol de Navidad se basa en el mito del árbol de la vida de la mitología nórdica. Este mito fue aprovechado en el siglo VIII por San Bonifacio, evangelizador de Alemania, para introducir entre los pueblos del norte de Europa el culto cristiano.
Inicialmente, consistió en un pino o abeto de hojas perennes, que simbolizaba el amor eterno de Dios. Era adornado con manzanas, que recordaban el pecado original, y con velas, representación de la luz que Cristo trajo al mundo.
Hoy en día, las manzanas han sido reemplazadas por bolas de colores y las velas por luces. La tradición indica que debe ponerse durante el periodo de Adviento.
El nacimiento, también llamado belén, pesebre o portal, es la representación del nacimiento de Jesús. Las primeras representaciones datan del siglo V, aunque se considera que uno de los más importantes motores para su popularización fue San Francisco de Asís.
El objetivo del nacimiento es recordar a las personas las circunstancias humildes en que nació Jesús en Belén. Lo tradicional es poner un nacimiento en casa con José y María en el centro de la escena presenciando la llegada de Cristo.
Los villancicos son canciones de tema navideño. Los primeros fueron compuestos por los evangelizadores del siglo V para, a través de la música, contar a los campesinos y pastores que no sabían leer sobre el nacimiento de Jesucristo. Se dice que escucharlos en Adviento ayuda a preparar nuestro corazón para el acontecimiento de la Navidad.
Celebrar la Navidad en Nochebuena con un gran banquete familiar, con los platos y las bebidas típicas de la época, forma parte de las tradiciones cristianas. Hacer una cena abundante simboliza la abundancia que Cristo trae a nuestras vidas con su llegada.
Papá Noel, San Nicolás o Santa Claus, es el personaje que tradicionalmente trae los regalos a los niños que se han portado bien en casi todo el mundo.
Su leyenda se origina en la de San Nicolás de Bari, obispo cristiano que vivió en Anatolia, actual Turquía, en el siglo IV, y que era venerado por sus milagros y su generosidad.
Intercambiar regalos en Navidad es una forma de manifestar nuestro cariño hacia nuestros seres queridos. En algunos países Santa Claus trae los regalos a los niños la noche del 24 de diciembre. En otros países, como Venezuela y Colombia, los regalos de los más pequeños los trae el niño Jesús.
En España, por ejemplo, son los Reyes Magos quienes se encargan de repartir los regalos durante la noche del 5 al 6 de enero.
La tradición, sin embargo, puede remontarse hasta la Antigua Roma, donde, durante las fiestas Saturnales, se ofrecían obsequios a los niños al final de las celebraciones. Hoy en día la tradición de intercambiar dones sirve para recordar el regalo que Dios nos dio en su hijo Jesucristo.