Los siguientes no son proyectos multimillonarios, sino ejemplos del espíritu emprendedor y la innovación en el día a día que ocurren a pequeña escala y que tienen un gran impacto.
Cuando Costa Rica, al igual que otros países de todo el mundo, se prepara para emprender una recuperación sostenible y resiliente después de la pandemia de COVID-19, los brigadistas del país serán parte de la primera línea.
Las bomberas están ganando cada vez más reconocimiento por luchar contra los estereotipos con la misma eficacia que apagan los incendios forestales generalizados en el país. Proteger los bosques es un objetivo central en los esfuerzos de Costa Rica por promover la sostenibilidad y combatir el cambio climático.
«El mito o pensamiento machista de que una mujer no puede agarrar un machete, o echarse a la espalda una bomba de agua o una sopladora de hojas, que no puede subir una gran colina, siempre está presente», dijo la brigadista Ana Luz Díaz.
Las mujeres en Costa Rica desempeñan una función clave en la conservacón y sostenibilidad de los bosques y tierras de cultivo. Pero ellas, como es el caso en muchos países, se enfrentan a estereotipos de género y responsabilidades relacionadas con el cuidado de la familia desproporcionadamente laboriosas. Estos factores pueden limitar su capacidad para jugar un papel más importante en actividades y proyectos ecológicos.
Sin embargo, se están realizando esfuerzos para abordar estas disparidades y reconocer mejor las formas en que los hombres y las mujeres contribuyen a los esfuerzos relacionados con el medio ambiente, la silvicultura y la acción climática.
«Quiero ser alguien, que me vean, no ser invisible. Quiero que hombres y mujeres se vean unos a otros y vean también el apoyo que nosotras podemos dar», dijo Melissa Avilés, otra brigadista.
En 2019, Costa Rica, con financiamiento del Fondo Cooperativo para el Carbono de los Bosques (FCPF) —un programa del Grupo Banco Mundial— preparó un Plan de Acción sobre Cuestiones de Género que apoya los esfuerzos del país para reducir las emisiones derivadas de la degradación y deforestación forestal.
El plan será fundamental en los esfuerzos para lograr una recuperación sostenible, resiliente e inclusiva, y Costa Rica está compartiendo su experiencia y conocimientos con otros países para que también puedan beneficiarse.
Los habitantes de las zonas rurales de Pakistán, como tantas personas en el mundo, luchan por tener un acceso asequible a los servicios de salud. Desplazarse hacia ciudades densamente pobladas en búsqueda de atención es costoso, especialmente cuando se requieren múltiples viajes. La pandemia de COVID-19 aumentó estos problemas.
Pero ¿qué pasaría si la atención médica fuese más accesible? ¿Qué tal si los servicios habituales se pudieran proporcionar por teléfono?
Esto es lo que hizo la emprendedora paquistaní Maliha Khalid. Ella y su equipo operan Doctory, un servicio de atención telefónica que ayuda a los pacientes a evitar las numerosas derivaciones que se necesitan a menudo para recibir tratamientos, conectando de manera inmediata a los pacientes con el profesional médico adecuado. La innovadora empresa, junto con otras seis firmas, ganó el concurso SDG and Her organizado por el Grupo Banco Mundial en 2020 y en el que participaron 2400 propuestas.
Cuando la pandemia llegó a Pakistán, el equipo de Doctory entró en acción, poniendo en marcha la línea nacional de asistencia sobre la COVID-19, brindando a las personas de todo el país una atención rápida y de alta calidad y ahorrándoles enormes cantidades de tiempo y dinero.
Melina Taprantzi posiblemente tiene más experiencia con crisis económicas que la mayoría.
La emprendedora griega vivió la crisis financiera de su país y fue testigo del sufrimiento de la población y el aumento de la pobreza. A partir de esas experiencias decidió dedicarse a abordar las necesidades sociales.
Su negocio, Wise Greece, conecta a los pequeños productores de alimentos con las personas necesitadas, proporcionándoles una caja con seis kilos de alimentos y suministros básicos.
Cuando empezó la pandemia de COVID-19, Wise Greece no se quedó de brazos cruzados. Al contrario, se asoció rápidamente con empresas multinacionales para entregar estas cajas no solo a los necesitados, sino también a los ancianos y las personas vulnerables que no pueden salir de sus hogares.
Desde 2013, la compañía ha contribuido con unas 50 toneladas de suministros alimentarios. Solo durante la pandemia, ha entregado por lo menos 6 toneladas de alimentos a las comunidades vulnerables.