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Ciclo Conciencia Corporal a través del Método Feldenkrais

Método Feldenkrais… Felden qué???

Un nombre difícil, para un sistema de aprendizaje simple y profundo.

Reconocido por su amable enfoque, este método, ha demostrado mejoras significativas en las funciones del individuo al ampliar la auto consciencia y facilitar nuevas formas de sentir, pensar y actuar.
Dedicar un momento a observar cómo te sientes, marca el comienzo del cambio.

Prueba con este ejercicio para liberar cuello, hombros y espalda dorsal:

·         Realiza cada movimiento de forma lenta y suave para poder sentir cómo lo haces. Reduce cualquier esfuerzo.

·         Pon atención a cómo respiras. Si notas que el aire se retiene, déjalo fluir de manera natural.

·         Piensa en estos movimientos como una exploración y no como un ejercicio mecánico.

·         Descansa cuando lo desees. La pausa ayuda a tu cerebro a integrar lo que has aprendido.

Presta atención a tu comodidad. Si hay dolor o molestia reduce al máximo el movimiento. Si el dolor no desaparece, imagina y visualiza que lo haces. La visualización con una alta atención hace que en tu cerebro se realicen cambios casi tanto como si lo hicieras de verdad.

 Escoge un lugar que te permita moverte. Prepara una manta y acuéstate boca arriba.

Cuando ya estés acostada boca arriba con las piernas estiradas y los brazos a los costados, permítete un momento para sentir la sensación de esta postura y de escuchar tu respiración.

Luego, dobla las rodillas y coloca los pies bien apoyados en el suelo. Vuelve a observar cómo sientes la respiración, ¿hacia dónde va tu atención cuando te colocas así?.


Ahora, abrázate, colocando los brazos sobre el pecho, un brazo sobre el otro. Las manos cogen los hombros.

Ayúdate con las manos para girar tu tronco en una dirección y en la otra. La pelvis no se mueve, las rodillas siguen apuntando al techo.
Recuerda realizarlo despacio, sin forzar nada.
Hazlo muy suave y pequeño. No hace falta hacerlo grande.
Sin detener la respiración, sintiendo cómo se apoya primero un omóplato en el suelo y luego el otro.
Observa qué hace tu cabeza. ¿Gira en la misma dirección que el tronco o se queda quieta en el centro? .No cambies nada, simplemente observa qué eliges y cómo lo haces.
Descansa.

Retoma el movimiento pero ahora deja que la cabeza se incorpore al movimiento y que acompañe a los brazos.
Es decir, si tu tronco con tus brazos van a la derecha, tu cabeza también.
Siente cómo es este movimiento. Hazlo unas cuantas veces y descansa.
Vuelve a la misma postura, abrázate y  muévete así varias veces y después lleva tu cabeza en la dirección contraria al tronco.

Tómate un momento para ajustar este cambio y hazlo suavemente varias veces, llevando tu cabeza en la dirección del hombro que se separa del suelo.
Ahora, vuelve a llevar la cabeza y el tronco en la misma dirección.
Descansa.

Repite toda secuencia completa cambiando los brazos. Es decir, el brazo de arriba, ponlo abajo, el brazo de abajo, ponlo arriba.
Recuerda. Lento, suave y pequeño. Con plena atención a cómo lo haces.
Descansa. Deja todo. Alarga las piernas. Tus brazos a los costados.

 Observa cómo te sientes.
Ponte de pie y camina alrededor. Nota si aparece alguna sensación nueva.