Algunas patologías del sueño pueden pasar inadvertidas durante la tercera edad, ya que en esta etapa se duerme menos horas en la noche. Según el doctor Leonardo Serra, neurólogo de Clínica Alemana, esto no significa que disminuyan sus horas de sueño, sino que “los adultos mayores reparten su sueño dentro de las 24 horas, es decir, duermen más o menos lo mismo del resto de los adultos, pero la mayor parte en la noche y una parte en siesta”.
Asimismo, agrega que con la edad aumentan los despertares nocturnos y disminuye un poco el sueño profundo, adicionalmente tienden a dormirse y a despertar más temprano (más bien madrugadores). Por esto, hay que estar atentos a ciertas señales para tratar esas enfermedades y lograr un descanso reparador.
Principales trastornos del sueño en el adulto mayor:
Insomnio: se caracteriza por la dificultad para quedarse dormido (que cueste más de 30 minutos), tener un sueño poco reparador o despertar muchas veces durante la noche o antes de lo que se quiere, a pesar de no experimentar interferencias externas para dormir. Esta condición se asocia a consecuencias negativas en el día, como irritabilidad, cansancio, somnolencia, dificultades de concentración o memoria. Con frecuencia, se relaciona con problemas de depresión o ansiedad.
Apneas del sueño: son pausas respiratorias (evidentes o no) asociadas a ronquidos, sueño poco reparador y somnolencia diurna. Habitualmente, se relaciona con tener una vía aérea estrecha (por genética, sobrepeso y la pérdida de elasticidad que se va produciendo en forma natural con la edad) o mecanismos neurológicos incapaces de mantener una vía aérea lo suficientemente abierta o de comandar adecuadamente la ventilación para una respiración normal al dormir. Quienes lo padecen, suelen despertar muchas veces en la noche.
Síndrome de piernas inquietas: malestar poco definible, especialmente en las piernas, que consiste en la necesidad incontrolable de moverlas para aliviar esa molestia. Aumenta al estar en reposo, aparece en la tarde-noche y disminuye mientras se está en movimiento (caminar, ejercicio, etc).
Síndrome de fase adelantada del sueño: alteración del reloj biológico en que el acto de dormir y el de despertar son mucho antes de lo habitual y de lo deseado (quedarse dormido y despertar muy temprano).
El neurólogo de Clínica Alemana, aconseja consultar si se tienen síntomas de alguna de estas condiciones por más de un mes o cuando son lo suficientemente intensos para afectar negativamente la calidad de vida.
Sueño y pandemia
Producto de la pandemia por Covid-19, al igual que en el resto de la población, el sueño de los adultos mayores se ve afectado por el estrés y las preocupaciones.
“El aislamiento facilita la depresión, el encierro determina menor interacción social y falta de ejercicio que hace que lleguen menos cansados a la noche, porque pasan mucho tiempo en el dormitorio y eso les quita la calidad de lugar de relajo y descanso, transformándolo en un lugar para estar activo y preocupado, y la menor exposición a la luz ambiental acentúa el desplazamiento del reloj biológico hacia dormirse demasiado temprano y despertar antes de lo que quisieran”, explica el especialista.
Una buena forma de resolver esto es generar rutinas que incluyan:
“Si tienen sueño no reparador o síntomas de algún trastorno de sueño, por ejemplo, ronquido y pausas respiratorias al dormir, se recomienda hablar con su médico de cabecera o un especialista”, afirma el doctor Serra.
Buenos hábitos para dormir
Es bastante habitual que los adultos mayores tengan malos hábitos que repercuten en el sueño, como pasar gran parte del día en el dormitorio y realizar la mayoría de sus actividades ahí, además de acostarse muy temprano, lo que lleva a despertar en la madrugada. Esto se puede ver potenciado cuando, además, no se tratan patologías dolorosas que afectan el sueño, trastornos respiratorios o el síndrome de piernas inquietas.
El especialista agrega que es común, en la tercera edad, dormir una siesta durante el día para compensar la falta de sueño, lo que puede profundizar el problema: “Las personas que padecen insomnio deben evitar esta práctica y se aconseja que para quienes realmente la necesitan, no dure más de media hora y que sea después de almuerzo, nunca muy tarde”.
Sugerencias para un buen sueño: